Articles : Una constitución con perspectiva de género en Chile

lundi 7 juin 2021, par Alicia Castigliego-Mauro

Introducción :

Las organizaciones de mujeres de América latina han comenzado a transitar en las últimas décadas, procesos de transformación revolucionarios. Tal es el caso de Chile, donde las movilizaciones masivas de 2019 tuvieron a estudiantes y mujeres como protagonistas fundamentales.

Después de décadas de denuncias más o menos regulares de diferentes movimientos sociales, fue en octubre de 2019 cuando quedaron finalmente en evidencia las fisuras de un modelo presentado hasta entonces como ejemplo latinoamericano de transición democrática, estabilidad económica y desarrollo social. El aumento del boleto del transporte público resultó ser la gota que colmó un vaso que en la realidad estaba lleno de injusticias sociales enquistadas en una población que no tenía garantizado el acceso a la salud ni a la educación, entre otros derechos fundamentales básicos.

Fue así que largas jornadas de intensas y multitudinarias manifestaciones culminaron con el llamado a un plebiscito para decidir sobre la modificación (o no) de la Constitución Nacional de Chile, aún vigente desde la dictadura de Pinochet.
Y de esta manera, la aplastante victoria del « Apruebo » con el 80% de los votos en la elección del 25 de octubre de 2020 llevó a centenares de mujeres de diferentes edades, orígenes, afinidades políticas y profesiones, a profundizar su organización para alistarse como candidatas para la redacción de una nueva Constitución Nacional, la primera que el país realizará en democracia.

Tan ineludible resultó la fuerza del feminismo en este proceso constituyente, que las mujeres lograron imponer por primera vez en la historia una asamblea paritaria, es decir, que debe estar integrada por igual cantidad de mujeres que de hombres, característica que hoy es apoyada por gran parte de la población gracias al reconocimiento colectivo del rol fundamental de la mujer en la vida económica y social del país.

Finalmente, el 15 y 16 de mayo últimos se realizaron las elecciones constituyentes en las que participaron, además de los partidos políticos tradicionales -quienes también se esforzaron por presentar candidatas mujeres-, diferentes grupos independientes con la consigna « Entra una, entramos todas » propuesta que intentó desarmar la clave individual del voto para transformarlo en la socialbilización del feminismo.
Tanto lo lograron, que entre las mujeres menores de 40 años de zonas urbanas, el voto feminista fue mayoritario y tuvieron que ceder puestos a los hombres para lograr la paridad en la Asamblea. Y lo mismo sucedió con los 17 constituyentes reservados a los pueblos originarios, donde también hubo una participación femenina destacada.

El desafío que se presenta ahora es tan único como emocionante : « una hoja en blanco » para escribir las bases de un nuevo país. A partir del mes de junio, las y los asambleístas tendrán la posibilidad de transformar sus inequidades en justicia social y sus individualismos en solidaridades.
Algunos de los debates que se avecinan y que las mujeres intentarán aprobar son :
• La paridad en los órganos de Estado, tanto en los cargos electivos como en los puestos de designación en todos los poderes.
• El reconocimiento del trabajo de cuidado y reproductivo como parte del desarrollo económico.
• El derecho a una vida libre de violencia.
• La igualdad del salario.
• Los derechos sexuales y reproductivos, poniendo énfasis en la legalización del aborto, hoy un tema todavía controversial.
Tendrán un año para redactar el texto de la nueva constitución que será luego sometido a otro referendum para su aprobación definitiva. El cambio está en marcha y las mujeres chilenas seguirán siendo las protagonistas, actoras indispensables para lograrlo.