Article de Presse : Isabel Allende, feminista para todos los públicos

, par Peyre Garcia Lise

Isabel Allende, feminista para todos los públicos. Lola Galán , EL PAÍS, 15/11/2020

La autora viva más leída en castellano dedica su último libro a las mujeres que marcaron su vida

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“Mi infancia no fue alegre, pero sí interesante”, confesaba Isabel Allende en un artículo publicado en este periódico en 2003. Una infancia novelesca, como toda su vida, repleta de aventuras y personajes que ella ha sabido capitalizar admirablemente reconvirtiéndola en obra literaria. Nacida en Lima en 1942, donde su padre, primo hermano del presidente Salvador Allende, era secretario de la Embajada chilena, tuvo una infancia ambulante entre varios continentes —porque al padre diplomático que desertó enseguida, le siguió un padrastro diplomático también— y una vida adulta marcada por el golpe militar de Pinochet, el posterior exilio en Venezuela y, sobre todo, por el drama terrible de ver morir a su hija Paula con 29 años.

En sus andanzas por el mundo, Allende ha conocido de cerca a personajes como Pablo Neruda, y a la mesa de sus padres, destinados en Ginebra, se sentó un día el mismísimo Che Guevara. Por no hablar de los años pasados en la casona de sus abuelos maternos, en Santiago de Chile, donde acumuló experiencias e historias para abrirse camino en el universo literario del boom latinoamericano cuando tocaba a su fin.

Esa casa y sus moradores son los espíritus que pululan por su primera novela, La casa de los espíritus, cuya publicación, en 1982, fue un éxito que cambió su vida para siempre. El triunfo fue internacional y la escritora recaló en Estados Unidos, donde acabaría instalándose en 1988, al lado de su segundo marido. Una segunda vida poblada también por personajes nada comunes, como si sus relaciones humanas estuvieran supeditadas a las necesidades de su mundo literario, siempre en busca de rarezas. La nueva tribu es retratada en La suma de los días, de 2007. Un libro que es, en cierto modo, continuación del relato puntual de su vida iniciado con Paula, la novela de 1994 dedicada a su hija.

Y es que Isabel Allende, más claramente que otros autores, escribe de ella y de todo lo que le concierne. Incluso cuando los relatos son históricos, los personajes tienen los rasgos de las criaturas que han poblado su mundo. “Lo que no escribo se me olvida y es como si no lo hubiera vivido”, explicaba en el artículo Soy como el escorpión, publicado en 2007 en EL PAÍS. Su objetivo sería fijar unos hechos que el tiempo va borrando. O reinventarlos. Un exhibicionismo literario que deja fuera los aspectos psicológicos más profundos. “Isabel es una persona transparente, abierta y extravertida”, dice Núria Tey, hasta hace poco su editora y directora editorial de la División de Plaza & Janés, el sello que ha publicado todos sus libros. La persona que la acompañaba en cada una de sus muchas visitas a España. Con la edad, Allende confiesa haber perdido las ganas de viajar, pero no las de escribir.

Isabel Allende, por Luis Grañena

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